lunes, 31 de enero de 2011

Cuentos........

Los cuentos ya no tienen finales felices,
Murieron  caballeros y princesas,
Enterramos ideales y valores,
Matamos héroes y convicciones,
Destripamos sentimientos, corazones,
Aceptamos abusiones,
Esto ya me toca los cojones,
Me desespero,
Aquí  sigo,
Llamando a mi sepulturero.

miércoles, 19 de enero de 2011

Cuatro cuartos menguantes de luna constante,
Resbalan por la cuna de mi des fortuna,
Sí, desafortunado soy,
Pero,
¿Qué eres tú en este instante que delira al que todos llamamos vida?

El despertar II

Me despierto, es sábado y no tengo que ir a trabajar, es lo mejor de mi trabajo, tengo el fin de semana libre.

Me pongo unos pantalones y me dirijo al pequeño balcón que hay en mi salón con el torso desnudo. El sol me deslumbra y siento su calor en mi pecho.
Miro hacia mi portal, después a la calle, veo gente, mucha gente, parece que en Salamanca ya hay vida, ¿qué hora será?
Entro de nuevo en mi salón, miro el reloj de pared, las 12:00, (al parecer mi borrachera había retraso mi habitual despertar, que suele suceder como mínimo un par de horas antes), al mirar el reloj se me viene de golpe un nombre a mi mente ANA, en ese mismo instante recuerdo instantáneamente los sucesos de ayer y al estar sobrio empiezo a darme cuenta de los detalles que mi ebriedad obvio ayer.

Ella no era Ana eso estaba claro, yo había hablado con Ana por teléfono,  y la voz de esa chica no era la de Ana, su forma de expresarse tampoco era la de Ana.
Ana era mucho más formal a la hora de comunicarse conmigo, mientras que la chica que fue a mi casa era más cercana, realmente resultaba encantadora, su sonrisa, esos ojos azules, invernales…
¡Para, no me gusta por donde va esto!, ¡Céntrate!, hay algo más, piensa, ¿Qué puede ser?, si… ¡Es su cara!, yo he visto esa cara, o al menos eso creo, pero no estoy seguro, la resaca no me deja ver con claridad mis recuerdos. Está bien dejémoslo, esta tarde obtendré mis respuestas.

El improvisto sonido de una canción de Stone roses, que tengo como tono de teléfono móvil, me desconcentra y a la vez acentúa mi resaca, ¡Puto dolor de cabeza!

Cojo el teléfono y miro la llamada, es Iván mi amigo de toda la vida, automáticamente contesto la llamada para hablar con mi amigo, y también para dejar de escuchar la música.

            Iván: ¡Que pasa tío!
            Yo: ¡No me grites cabrón!
            Iván: Buena resaca ¿no?, bueno esta tarde tendrás que cumplir.
            Yo: ¿Cumplir con qué?
            Iván: Con la chica que fue ayer a tu casa.
            Yo: ¿Pero tú como sabes eso?
            Iván: Menudo pedal no te acuerdas jaja, ayer me llamaste y hablaste sobre una
                      chica hermosa, encantadora etcétera, etcétera.
            Yo: ¿Y no te conté lo más raro de todo?
            Iván: No, te limitaste a decir lo espectacular que era, cosa que viniendo de ti,
                     Me sorprendió bastante.
            Yo: ¿Tienes algo que hacer esta tarde?
            Iván: No.
            Yo: ¿Te apetece quedar a las 5:30 a tomar un café donde siempre?
            Iván: Vale tío.
            Yo: Ok luego nos vemos y te informo.

Si que tuve que terminar mal anoche, no recuerdo haber llamado a Iván y mucho menos haberle hablado de ella, y mucho menos con las palabras que él decía, pero al echar la vista atrás no logro recordar como llegué a la cama, de hecho no recuerdo nada después de que ella se fuese.
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Sora no cry por Jorge Torrecilla Sánchez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución 3.0 Unported.