No llores más, te prometo que cambiaré, a partir de ahora seré un bastardo.
Dejaré de contestar a tus llamadas, reduciré a cero mis caricias, rechazaré todo gesto de amor con una mirada de prepotencia y lucharé por que cada una de mis sonrisas sea fruto de tu humillación.
Esta transformación, es la recompensa que el tiempo me ha dado por tratar como una dama a quién no lo era. Es mi premio por pensar que había dejado de ser un perdedor.
Ahora pienso, y recuerdo que hasta la luna se mofaba de mí por amarte.
Ahora sé que alguien te está tocando, que ese alguien no soy yo, pero estoy tan vacio, que ya ni siquiera me importa.
Jorge Torrecilla Sánchez